Destrucción de la mañana
21
Bebemos sin cesar. Copiosamente.
Semejantes, rodeados por las sombras,
sombras también nosotros ¿o lo somos?
de aquellos que a ser íbamos los que éramos.
Estamos a años luz de quienes fuimos.
De aquel grupo de jóvenes, cada uno
apretando en las manos sus proyectos.
¿Tan sólo frustración es el ser joven?
Y les digo: -«Parece ayer clamábamos:
"Haced sitio. Queremos ser iguales
sin distinción de edad. Triunfe el que valga.
Abrid paso, mediocres, a los genios".
Estáis aquí a mi lado. Estamos juntos
asidos a la soga del fracaso.
¿Por qué gritabais, pues, por qué gritabais?
¿Por qué gritaba yo? ¿por qué gritábamos?
¿Y por qué gritan ahora los más jóvenes
si jamás nos es dable alcanzar nada?»
Pero nadie contesta. Ni yo mismo
percibo el movimiento de mis labios.
Estoy hablando solo, interiormente
Deprimido, me voy sin despedirme.
Dice mi profesor de narrativa, que me encanta porque es de los hombres más inteligentes y discretos que he conocido (uniéndo los dos adjetivos como una cualidad en sí misma) que la vida del hombre se divide en tres etapas:
1. Cuando somos niños estamos en la etapa de la DEPENDENCIA
2. En la madurez el hombre se convierte a la etapa de la AGRESIVIDAD
3. En la senectud entra en la etapa de la SOLEDAD
Creo que no hay mejor poema para profetizar sobre la vida del hombre. Poesía existencial, moderna, depurada, actual. Poesía bella a fin de cuentas.