LIKUG Tejedor de Sueños
Cantidad de envíos : 227 Edad : 45 Localización : BARCELONA Fecha de inscripción : 08/08/2008
| Tema: ERÓTICA I, II y III Jue 21 Mayo 2009, 05:51 | |
| ERÓTICA
I
El principio es un delincuente fugitivo. Una membrana transparente que se desdibuja temporalmente en tu lengua, como si adquiriera una curva palpable y viva, la muerdo… Y me bebo despellejada la sugestión hasta la última burbuja.
Se muestra entonces la bisilábica anguila desde su propia hendidura, donde se unen nuestros pechos, y se manifiesta entre mis piernas. Me muerde… Y goza, recreándose en algún oscuro padecimiento.
Se enrosca dentro de tu vientre, cual babosa, y asoma la mente por la herida, estigma fémina, mientras ciñes al dolor desde su origen, negándote a la saliva. Saliva cáustica que incendia la tendencia de un sexo rechazado: un principio sin sabiduría, un círculo extremadamente blando… En la boca, vigente un orgasmo una cajita musical entre los muslos un trozo de pan, mi alimento aliñado.
II
Comienzo a perderme… en vapor… Mi piel se engaña con la forma, la tuya, y me devora el cuerpo que se inflama con el afán de envolverme, una y otra vez, y se va consumiendo ante la implacabilidad del sudor que le concede, sobre el aceite, la danza a las anémonas. Una implosión alcohólica sin uñas ni dientes, las encías musgosas y abandonadas una caverna de humus, y un negro tridente…
El animal despierta con la violencia y la incisión de tus pechos expectantes… alertas. Entonces decido penetrarte desde el tronco del estómago como si los genitales se unieran a la columna y te engarzara desde allí, donde se concentran todas las partes del comienzo, y se amalgaman a la definición del tiempo.
III
¡No me sorprendas las manos! Que advierto en relieve las venas de los ojos y adopto la posición del felino cuando acecha.
No ahondes con los efluvios, no hay más profundidad que la niñez inicial, aquella de la primera fragancia, de la vulva en el árbol, de la sustancia madura.
¡No mires por encima del hombro… ni hagas el gesto de la actriz!
Con el extremo de la lengua y el índice le arrebatamos al tiempo sus olvidos y dividimos en dimensiones al espacio.
Nosotros, quienes no existimos cuando nos introducimos… mutuamente y nos desaparecemos. | |
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