La vida es sueño.
Calderón de la Barca
ALQUIMISTAS SOÑADORES DEL HOY CONSTANTE
Vientos oníricos me sustraen, absorben el jugo de mi corazón y escapan, se alejan de mis ojos sin párpados, llevándose consigo, el odre con el preciado líquido melifluo.
Olvidado ya el olvido, en pos queda el agua helada y su hechizo despertar.
Desfallecido con el escudo y la espada, la bomba y la granada fermentada; caídas las armas que ya no atacan ni defienden, en el mundo donde vivo y muero, donde mato y doy vida, donde sueño y me sueñan, donde el esperma está apunto siempre dispuesto.
Desaparece la burbuja de luz en el túnel sin fin, fisgoneo en las entrañas del indistinto universo por el resquicio de la astilla que no sangra pero amarga.
Equidistante de mí, en mí, concentrado y ausente, duermo.
Alquimista del ilusorio mañana, hacedores de hijos, magos de galeras y varitas.
Antepasado común, identidad enterrada... tallo de mi misma flor de incontables pétalos que nos hermana y nos bienquiere.
Mas no es el dormir tan sólo descanso, sino un consuelo de la existencia para la existencia.
¿Por qué soñamos...?
Precaria evolución del saber que sabemos, en la que estoy inmerso, en la que soy tan sólo una expresión de ésta ascendencia y vaticino:
Será el hombre "armonía" y quizás más allá que eso, cuando todo él, escalera, sea sueño, llámenme para entonces.
Nunca un creador hizo a los hombres, se durmió en un sueño profundo, donde no hay tiempo ni final, hermético como un siete de diamantes, donde sueña a los hombres, que a su vez lo sueñan que lo sueña. Ese anillo sin planeta es el hoy constante.
Dormitado y reanimado con el corazón en suspenso, me acerco dubitativo a las ventanas, levanto los párpados, recuerdo el olvido, llega la luz y el amor del rocío fresco, que me devuelven al mundo establecido, donde nos sueñan.