Todas las imágenes que presentas me suscitan un transcurso (“reloj de arena”, “lamer”, ”derramarse”), un transcurso doloroso de presencias (“herido de ti”), erosivo y destructor, que conduce hasta su boca en una última imagen de gran consistencia. Poner en relación ese transcurso con la mariposa, esa inconstancia y ceguera, ese deseo de arder irremediable; no hace más que acentuar la visión trágica y dolorosa de ese discurrir.
Me gusta el corte producido gráficamente a mitad del poema (“Es un rayo que se parte”) dividiéndolo a su vez, planteando un cambio en su curso y en el tono, encaminándolo hacia una reflexión sobre la caducidad que rápidamente abandona ese tanteo y vuelve a encauzar para cerrar el poema.
(Se llama concisión)
Me gustaría sugerirte que tendieses más puentes en tu poesía, aunque fueran colgantes, porque no había por dónde entrar; he tenido que meterme por el foso, me he llevado un par de mordiscos y he decidido que el título era un señal (no había otra): siga los efectos que las imágenes le produzcan, sumérjase en arenas movedizas. Y mientras me estampaba contra este muro kingcrossiano, tampoco me parecía enrevesado, sólo hermético. Aunque también defiendo que es una opción sugerente en poesía el dejarse llevar por sensaciones, pero resulta demasiado arriesgado extraer cualquier reflexión de ello.
EDIT JASKIER: No solo resulta arriesgado, sino estúpidamente inutil. :]