Bueno, Kate. Sé que estás al tanto de las últimas críticas que se han venido haciendo a un modo santurrón o benévolo de comentar los poemas que se ha venido extendiendo en el foro últimamente. Así que voy a predicar con el ejemplo y a empezar a meter caña; siento que seas tú la cabeza de turco xD. De todas formas no esperes que me convierta en un ogro, porque no es mi estilo de prosa. Yo pienso que las críticas no son ni constructivas ni destructivas; no se hacen desde el cariño ni desde el odio. Porque si lo haces desde un lugar, ya no estás siendo objetivo. Las críticas son sencillamente críticas. Lo de bueno y malo, como decía un profesor mío, se lo dejamos a los curas que son los que entienden de moral. Ea pues, allá va mi crítica.
Bien. El poema entero tiene una estructura típica de las composiciones de estribillo. Todas las estrofas son una glosa del estribillo (“Tú no entiendes”). Y digo esto no sólo porque el “tú no entiendes” se repite, sino porque si no fuera por ese verso no habría poema. Es decir, si “él entendiera”, no habría poema. Por eso un crítico real diría que la ausencia de comprensión del tú amoroso es la causa generatriz de la composición.
Por supuesto, esto no es una novedad. No por culpa tuya, sino del propio tema: el amor no es novedoso. Este “tópico” de la razón de la partida/la separación/la ruptura no es nuevo. Sin duda el mejor ejemplo dentro de la producción castellana es el “Aquella tarde, al decirle”, de Juan Ramón Jiménez (< http://www.poesiaspoemas.com/juan-ramon-jimenez/aquella-tarde-al-decirle>). ¡Ojo! No estoy insinuando que no se pueda hablar de cosas de las que ya se ha hablado (si este fuera el caso no hablaríamos de nada xD), pero una sencilla inferencia lógica nos hace concluir que, si hablamos de lo mismo, tendremos que hacerlo de modo diferente.
Digo que “tendremos” porque eso es lo que hará que ese poema marque una diferencia y sea genuino; lo que hará de este poema un poema único será que trate el mismo tema que los otros pero de modo diferente. Claro que lo puedes hacer igual, pero eso no lo hará ni mejor ni distinto y nos quedaremos donde ya estamos.
Tú lo tratas por imágenes. Muy bien; ese es el nuevo camino: la poesía de imagen nunca se agotará, porque la imaginación se reproduce a sí misma; la poesía de la experiencia ha quedado agotada hace tiempo, ha llegado la era de la metáfora de nuevo. Y eso lo hemos aprendido del foro un sector del foro. Eso es bueno.
Y las imágenes lo son: las mantas de hojas que “se sientan”, la vitrina rota como reflejo del paso del tiempo...bien, bien. Tus metáforas siguen ancladas en la correferencialidad con el mundo real (es decir, se puede hacer una lectura denotativa del poema, se pueden desengranar todas las metáforas), pero poco a poco tu voz podrá ir metaforizando más, o sintetizando menos, y llegarás a una voz más limpia y concisa o más arrebolada (digo todo esto partiendo de la idea de que has escogido el noble camino de la imagen intuitiva postmoderna).
Pero más allá de esas imágenes que cabalgan hacia un destino prometedor, Kate, ¿has leído el poema en voz alta? Veamos el patrón métrico de la primera estrofa:
4-11-7-6-15…
Y puedo seguir con el metro variopinto: octosílabos, quintisílabos, versos de trece…. Vamos, un arcoíris de metros. Claro, yo veo esto y digo: VERSO LIBRE.
Pero oiga usted (sigo hablando conmigo), el verso libre no tiene metro pero tiene CADENCIA (sucesión natural de los acentos). En principio, Kate, se trata de hace un buen sonido. Ya sé, ya sé que la actualidad el arte es disonancia, arritmia y todas estas cosas tan cool, pero para llegar a eso primero hay que saberse las normas. Si queremos hacer unos requiebros rítmicos tan abruptos, Kate, primero hay que saber versificar bien. Prueba de que el resultado no es rítmico es la aleatoria distribución de acentos: 1ª y 3ª; 1ª, 5ª, 7ª y 10ª; 3ª y 6º, and on, and on, and on.
Y entonces tú me preguntas: ¿Qué coño pretendes?
Noooooooooooooo! No trato de que cuentes con los dedos el número de sílabas, ni de que te pongas a pensar dónde están los acentos. El ejercicio es mucho más sencillo: leer e imitar. Imita el ritmo de los poemas, como si cambiaras la letra a una canción que conoces. Si haces esto, pronto empezarás a poner tus propios ritmos y tu música propia. El ritmo es una piedra angular; la poesía es música. Tus imágenes tienen una calidad superior con mucho a las de Isaak, por ejemplo (disculpo meter a alguien más, pero hemos hablado de ser sinceros, y eso hago); sin embargo, el sentido del ritmo que tiene Isaak hace que sus poemas (que últimamente veo poco por aquí, tristemente) hace que suenen mucho mejor. No estoy poniéndote a ti una nota y a otros otra. Isaak tiene ese sentido del ritmo por la música.
Los demás sólo podemos aprenderlo leyendo en voz alta e incidiendo en los acentos para ver el ritmillo del verso: En tÁnto que de rÓsa y azucÉna….. Lee en voz alta dando golpes en la mesa en cada acento. Luego imita.
No creas que estamos años luz, señora mía. En tu poema ya hay versos que serían buenos. En realidad un principio de regularidad genérico haría que el poema sonara bien si quitáramos esas diferencias de 10 sílabas que hay entre algunos versos jejeje
Incluso hay endecasílabos perfectos: Se ha apoderádo el frío de tus huésos. Magnífico.
Una última cosa: el verso agudo en castellano (dícese del que acaba en palabra aguda, hay varios en tu poema: “debo marchar”) tiene su intríngulis en castellano, porque proporciona mucha intensidad y suma una sílaba. Ojo con él; suena muy fuerte (siempre, no hablo del tuyo) y a veces nos saca de ritmo (y de quicio xD). De hecho el arte renacentista, dulce como una flauta y como tú misma, despreció ese tipo de verso, y aún hoy se considera de mal gusto en ciertos metros, como el endecasílabo.
En resumen, hay que seguir andando, pero vamos por el buen camino