Deseos, vaguedades y otros delirios.

Como a tí y a mí...
"Me encontrarás a tu vuelta donde el arcoiris nace"

Y descargarte el odio que me regalas tras el cristal
esfumándote orgulloso de haberme conquistado,
cuando nadie es de ninguno de los que me amordazan,
y muerdo rabiosa del dolor que me causa el ser feliz.
No soy...como el mundo espera lo sostenido entre los labios.
Gritona consentida pidiendo la confianza que te exprimo,
sorbo, de tu olor propio excitando las arrugas de mi piel a estrenar.
El tango del comienzo has de bailar debajo de mis pies,
si el cansancio te encuentra, te presto el agua de tu frente.
Pero solo una tregua, no dos, ni siquiera tres...
Como tú, que remontas el pensamiento de lo imposible.
- Si solo me hablas...- dices -me excito-.
Písame fuerte en el camino de mis largas piernas
de carrera obstaculizante y cuesta abajo,
arañando con los dientes las epiteliales verticales.
Cúanto te odio, capullo interesante,
disfrazado de intelectual, empobreciendo el tópico.
Penétrame con los ojos el pecho hasta el fondo,
escuadriña con tus dedos blanqucinos mi boca en contraste,
siempre roja, llena de hojas de palabras escritas y borradas.
Afirmadas siendo sentenciales, verdad universal.
Teorías, ideas, discursos, coartadas, vivencias, historias...
Llenan el espacio de mis tres dimensiones, cúbica.
Blanco como la pintura de tu coche
que es mi mundo y, como no, también el tuyo.
Si yo te dejo, que procedo siempre poderosa.
Abánica enfrentándote al calor que enciendes olímpico.
Gritando en el oído fonemas que retractas,
cuando te cuestiono levantando la ceja.
Me encanta que grites apagándolo todo en un susurro.
Que vuelvas a las cuevas rellenas de estalagtitas.
Recuerdes las vocales de la primaria olvidada
y revientes por mi peso como un big bang expansivo.
Déjame cortarte las venas para nadar en el agua
de tu sangre espesa, cargada de dióxido.
Abstente de cualquier comentario que provoque temblores
porque ni siquiera el tiempo sigue las mismas normas.
No me mires más, que pierdo el sentido
lo único de lo que me fio en este mundo corrupto.
No expires demasiada perfección, ireal, pero pasable.
Ahora solo quiero quitarte todo lo que eres,
para llevarlo lejos y enterrarlo bajo el humus natural.
Déjame ya ser libre y pensar por mí misma,
que no soy ni he sido la concubina de ningún sha.
Maldito seas observador silencioso desde la barra.
Coge sin remordimientos el billete de vuelta
porque mi espíritu de femme fatale se eclipsa
ante el deseo de abrazar tu corazón con las dos manos.
Vuelve a estar cerca que te sabes el camino
y entra de una vez en el campo cercado que te ofrezco:
ahora, por la puerta.




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