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Tema: LA INMERSIÓN DEL FUEGO Miér 02 Sep 2009, 05:30
Hubo un tiempo en que tuve en la mirada caravanas de estrellas que ascendían Mares poblados por un fuego inquieto que mordía los contornos del origen Un reino de serpientes ignorado allá en la sombra imaginaria Hubo un tiempo en que decíanme inquietos los alegres animales: "Que buen vasallo si tuviese buen señor" Tiempo en que ignoraba la gangrena acechando el centro de la luz Tiempo marsupial escondido en su cenote. Tiempo maldecido Pero la noche al fuego débil brinda noche Domesticar logra de la flama su fulgor Y trancé con ella el estanco bajo la sombra en el país maravilloso Quité al relámpago el poder que yacía en su dendrita fósil Tomé mis huesos y eché a andar la maquinaria Se abrió el mar como un amnios estelar Se conjugaron todos los verbos para darme el agua derramada Los relojes torcieron sus agujas Los árboles nacían bajo mi boca y sobre mis manos Las lluvias se llevaron el resto de ciudades que quedaron El fuego se escurría a los secretos laberintos La tierra se imponía sobre todo pensamiento Su designio era el desorden con toda su belleza Y bajó la luz al cuerpo sin sótano (pobre hombre enloquecido) Tomó lugar entre serpientes y brilló asustada con la fuerza de un cerillo La noche iba empapando al mundo con su paso Yo devoraba las tinieblas para saciarme de cordura Y vi que el fuego era la forma viva de la muerte Y tuve asco de la luz De su aspecto de sepulcro Y abrí la boca entonces para decir lo que tenía que decir Y no hubo palabra que saliera sin vestigios de la luz Quemaba mi garganta su sonido Como agujas de veneno que recorren la palabra Para mi gran asombro No pude hablar sin que una luciérnaga se escapase entre la noche roja que cantaba Y entonces comencé con la inmersión del fuego Con el tratado sobre la frágil composición del mediodía Con el canto a ras de suelo en la noche inmensa bajo el mar Inauguré la alquimia tras los polos y me confundí sintiéndome hombre y mujer y niño y pez y árbol Y vi con ojos magos sin muerte Y acepté toda violencia entre la oscuridad y la luz Entre la sombra ardiente que me habitaba y el resplandor amargo del que huía
Y el contorno de las cosas se escabulle Entre el centro de la mente que las piensa y entre el ojo que las mira y no las ve.